del Patrimonio Complutense
Una relación del Patrimonio Histórico en riesgo
GRAVE EXPOLIO EN EL MOLINO DEL PUENTE DE ZULEMA
(Nota de prensa enviada a los medios en febrero de 2010)
En fechas recientes ha visto la luz la Lista Roja del Patrimonio Complutense. Primeramente editada en formato digital y más recientemente en versión impresa. Un catálogo donde se pretende dar a conocer los elementos del patrimonio histórico de Alcalá de Henares que se encuentran en riesgo. Una llamada de atención a su estado precario, a los peligros que lo amenazan.
Gracias al interés de la población por su herencia histórica, la Lista Roja está teniendo amplia difusión y aceptación. Pese a alguna reticencia aislada que la consideraba “exagerada” o “alarmista”, el tiempo —por desgracia— sigue dando muestras de su vigencia. El abandono y riesgo a los que se ve sujeta una parte del patrimonio de Alcalá, son reales.
Entre los elementos relacionados en la Lista encontramos a los molinos fluviales que han jalonado por siglos las riberas del Henares. Tras el interés despertado por la Lista Roja, miembros del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid (COIIM) pidieron visitar y reconocer estos ingenios, muestra de la secular actividad industrial complutense. Molinos que se encuentran entre los inmuebles más vulnerables, dañados y en riesgo máximo de desaparición.
En esta semana, accedimos nuevamente al interior del Molino del Puente de Zulema (conocido también como ‘Molino de los García’). Se tenía especial interés en examinar los restos de maquinaria de su interior. Restos que habíamos visto en ocasiones anteriores, degradados por la incuria de los elementos, en un edificio que se desmorona día tras día, sin cubiertas ni cuidados, sujetos a constante vandalismo.
La sorpresa fue mayúscula cuando, al entrar en la ruinosa nave de molienda, encontramos que aquellos restos fotografiados meses atrás habían desaparecido. Habían sido expoliados. Faltaba la mayor parte de los elementos metálicos hasta hace poco existentes entre las ruinas: columnas molduradas de hierro fundido, serpentines, engranajes, utillaje... Sin poder precisar la fecha, los habían arrancado de cualquier manera, con el presumible destino de malvenderlos al peso en alguna chatarrería, aparte de miradas indiscretas. Poco queda ahora aparte de algunos ejes y rodeznos que, por ser de laboriosa extracción, allí quedaron anclados. ¿Se conseguirá salvar siquiera este escaso resto? ¿Se perseguirá a los ladrones y expoliadores?
¿Qué valor tiene este edificio? El “Molino de la Puente del Zulema”, tal como se denominaba, es el más antiguo de los documentados en Alcalá. A finales del siglo XIV fue donado a la Cofradía de Santa María la Rica, por “Pasqual Pérez y Antonia su muger”, en disposición testamentaria; lo que significa que ya existía en fechas anteriores. Posteriormente, acabó siendo parte del mayorazgo de una rama local de los Mendoza. Más tarde, fue posesión del Marqués de San Marcelino. Tras su paso por diferentes propietarios, en uso a través de los siglos, acabó en manos de la familia García, por cuyo nombre se le conoce hoy.
En años recientes, junto con los terrenos de la Isla de los García, acabó siendo propiedad municipal; es decir, propiedad de todos los alcalaínos, bajo gestión del Ayuntamiento. Desde entonces el edificio, abandonado, habitado ocasionalmente por gente sin techo, taller de grafiteros, objeto de vandalismo, acabó por perder las cubiertas en un incendio intencionado. Quedó con menos protección, si cabe, a merced de lluvia y viento. Cada vez más olvidado, más dañado. Al pasar junto a él, poca gente es consciente de su valor y antigüedad. De su paso por la historia complutense.
¿Cuánto queda del original molino del siglo XIV? El terreno no ha sido nunca objeto de prospección arqueológica. El aspecto que actualmente observamos (lo poco que se puede ver hoy día) es en su mayor parte fruto de las sucesivas reformas y ampliaciones, si bien sobre los cimientos y solar originales. El molino se mantuvo en uso hasta que, bien entrado el siglo XX, cesó la actividad. Para entonces, alternaba la molienda con la producción de electricidad. Y es esa maquinaria, son esos restos, los que ahora desaparecen.
Es difícil explicar la tristeza que nos embarga al comprobar esta pérdida irreparable (pérdida que no ha cesado). Al encontrar cada vez más vacíos aquellos muros antaño orgullosos, cuajados de actividad, de trasiego de granos, de gente y vida. Hoy, sus vigas se usan para hacer hogueras, sin contemplaciones ni impedimentos; sus escasos restos metálicos son expoliados y malvendidos. Sus muros desprotegidos, se ven surcados por enormes grietas, amenazando venirse abajo en cualquier momento, sin que las Administraciones —quienes poseen la autoridad y medios— se dignen poner coto a este despropósito; consolidarlos, cubrirlos, protegerlos y vigilarlos. La basura y las pintadas se ceban en el molino.
Alcalá, decimos una vez más, no tiene exceso de patrimonio. No nos sobra ni el más pequeño ladrillo. No hay nada que justifique ni esta ni ninguna otra pérdida. No podemos tampoco distraernos con las recuperaciones que, afortunadamente, se llevan a cabo hoy día en otros elementos de nuestro patrimonio. Estos olvidos y pérdidas son heridas sangrantes que han de ser conocidas, sacadas a la luz. Para buscar y encontrar soluciones. Para dar el alto al expolio y la destrucción.
Es nuestra tierra, nuestra historia. Reclamamos la urgente consolidación y protección de nuestros molinos, a cargo del próximo ‘Plan E’ o de los fondos que se puedan conseguir. Reclamamos la persecución de estas actuaciones delictivas, al amparo de las leyes en vigor. Reclamamos la coordinación de las Administraciones Estatal, Autonómica y Local; sin excusas ni demoras. Es mucho lo que está en juego. No podemos quedarnos quietos, ni dejar que nuestras voces enmudezcan. Tras la pérdida, no hay marcha atrás. Por Alcalá y su Historia.
GDPC
