En fechas recientes se ha añadido al catálogo de la Lista Roja del Patrimonio Complutense una nueva ficha, la que corresponde a esta modesta Capilla Militar de la Virgen de Loreto, semiabandonada, eclipsada en medio del enorme Campus Universitario de la Universidad de Alcalá de Henares. Un airoso recuerdo de las instalaciones del desaparecido aeródromo militar de Alcalá, sobre el que se asienta el Campus.
La vinculación de la ciudad de Alcalá con la entonces naciente Aviación Militar española, se remonta a la primera década del siglo XX. Es en torno al año 1913 cuando empieza a funcionar la Escuela de Vuelos en el Campo del Ángel, por entonces a las afueras de la población. De ese primer y precario aeródromo, que resultaría pequeño desde sus inicios, tan solo nos quedan algunas fotos antiguas. Su estrechez, junto a la escasez de agua potable, forzarían el necesario traslado y ampliación.
|
|
|
Frente de la capilla |
No obstante, la ciudad mantenía fuerte interés por continuar albergando el aeródromo. Al efecto, se buscaron otros terrenos más propicios, junto a los Caminos de Meco y de La Lembra, al Este, comenzando las negociaciones para su obtención. El alto precio exigido por algunos propietarios, amenazaba con poner fin al sueño de un campo de aviación complutense. La población —corporación municipal al frente— se movilizó, haciendo todas las gestiones posibles para completar las actuaciones que ya se realizaban desde instancias militares y ministeriales. Por suscripción, se consiguió reunir la importante cantidad de 85.623 pesetas, que se aportarían para apoyar la compra de terrenos (Rodrigo Tobajas). Tras múltiples gestiones, entre los años 1933 y 1934 empezó a operar el aeródromo complutense en su nueva ubicación, bajo el nombre de los célebres pilotos “Barberán y Collar”.
Poco a poco se irían añadiendo instalaciones al complejo. El denominado Edificio Principal (actualmente reformado y transformado en Edificio de Genética de la Universidad de Alcalá-UAH), la torre de control (la actual es una reedificación posterior a la primitiva), el Cuerpo de Guardia (actualmente Taller de Vidrio), son de los pocos que permanecen aún en pie —si bien modificados— de aquella primera etapa.
El intento de establecer aquí, en 1941, la Academia General del Aire, nos legaría un edificio que nunca se llegó a terminar (la Academia se llevaría finalmente a San Javier, Murcia, donde permanece al día de hoy). Pero no sería ese su final. El precario e inconcluso edificio albergaría, en 1947, a las primeras tropas de la recién creada 1ª Bandera Paracaidista del Ejército del Aire; unidad que, con el tiempo, cambiaría el nombre al de "1er. Escuadrón Paracaidista", lo que motivaría que se conociera a esa construcción —su cuartel inicial— como Edificio del Escuadrón. Hoy día, ampliado y reformado desde que en 1975 llegaran los primeros estudiantes de la Universidad Central [‘Complutense’] de Madrid, es el Edificio de Ciencias de la Universidad de Alcalá, sito al pie del apeadero-Renfe.
|
|
Vista lateral |
|
También se levantaría un interesante hangar, nunca terminado, obra al parecer del insigne Esteban Terradas —creador del INTA, en 1942—, presumiblemente con vistas a dar servicio a la frustrada Academia. A estos restos del pasado aeronáutico de Alcalá, se le sumarían diversas estructuras, ahora olvidadas y desmanteladas, dispersas por el actual Campus Universitario. Aún podemos ver el antiguo campo de tiro, socavado en el terraplén nordeste, u otras instalaciones de difícil lectura, junto a la línea férrea, reducidas a escombros y sin documentar.
Dejando a un lado estas otras construcciones, ahora llamamos la atención sobre la Capilla de la Virgen de Loreto, edificada junto al Edificio Principal. Se trata de la clásica capilla castrense, modesta, pensada para actos litúrgicos, privados o multitudinarios (misas de campaña). El amplio vano de acceso con marco de madera, ojival, permitiría oficiar sin dificultad ante unidades en formación. Su advocación es clara: la Virgen de Loreto es, desde 1920, patrona de la Aviación Española y del Ejército del Aire.
Esta capilla se halla actualmente desnuda, carente de imagen, campana e incluso puertas (caso de que las tuviera). La fachada, rematada por espadaña, prolonga su forma trapezoidal por medio de unos ‘aletones’ laterales sin continuidad en los muros posteriores. Su interior, dibuja en el cenit una paloma, de la que irradian doce líneas. Al fondo, el ‘ábside-hornacina’ se abre al exterior en tres pequeñas ventanas verticales, protegidas por modestas y sencillas rejas. En los muros laterales, unos simples óculos, cerrados también por rejas, amplían la luminosidad del interior.
Los muros muestran haber sido repintados, lo que no impide a modernos vándalos seguir escribiendo sobre ellos. El tejadillo, a dos aguas, evidencia serios daños. Varias tejas han caído al suelo, sobre el empedrado, dejando parte de la techumbre de madera descubierta y vulnerable a las lluvias e inclemencias. La pérdida de tejado acaba siendo una de las fallas más graves, de las que con mayor importancia inciden en la rápida degradación y pérdida de un edificio.
Delante, amplios escalones encumbran a la capilla. En el rellano inmediato, empedrado con canto menudo de río, encontramos elaborada una cartela inscrita en rombo, con la leyenda “FEBRERO-MARZO”. Más abajo, el emblema de Aviación dentro de óvalo, combinando curiosamente las hélices (distintivo de piloto) y la estrella de cinco puntas (distintivo de observador), bajo la corona ducal propia de la época (en la actualidad la corona de Aviación es la real; durante la II República, el emblema se coronaba con una estrella de cinco puntas). Justo a continuación, circundado por otro rombo, en una nueva cartela, la fecha de su probable construcción: “1953”.
Tras la capilla, a escasos metros, encontramos dos puertas metálicas, que dan acceso a instalaciones subterráneas: búnkeres o refugios de cronología desconocida. Si bien se documenta la existencia de refugios subterráneos antiaéreos durante la Guerra Civil, posteriormente usados como polvorines (Rodrigo Tobajas), no tenemos certeza de que se trate específicamente de estos bajo la capilla; aunque pudieran serlo. Aun así, no serían los únicos que deberíamos encontrar en el Campus.
|
|
|
Parte posterior; respiraderos del refugio/polvorín |
No se puede afirmar que la capilla posea un alto valor artístico. Es sencilla, construida con materiales modestos. No obstante, su valía testimonial, sentimental e histórica, es indudable. Hablamos de una construcción originada gracias a uno de los aeródromos pioneros de España, sede de la Escuela de Vuelos de Alcalá-Guadalajara. Fue en estos terrenos donde se conformaría la recién nacida 1º Bandera de Paracaidistas del Aire. También en este campo, compartido, tuvo lugar el primer salto ‘oficial’ de los paracaidistas del Ejército de Tierra, aquél 15 de junio de 1954, una vez superado el curso de instrucción en Alcantarilla (Murcia) (La Bripac considera como su fecha oficial de fundación la del primer salto de instrucción en Alcantarilla, el 23 de febrero de 1954). De este salto complutense, sería mudo testigo la, por entonces ya construida, capilla de la Virgen de Loreto.
Es triste ver el estado de semiabandono en que se encuentra, pese al bucólico y hermoso marco vegetal que le da cobijo. Es de lamentar, también, que no se recupere, mantenga y preserve su integridad, contando con la colaboración de la propia Universidad de Alcalá, su actual propietaria, y el concurso del Ejército del Aire y la Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra, tan vinculados a este paraje. Quizá sea esta capilla una modesta línea, de escaso interés, a las afueras de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad cuajada de monumentos mucho más vistosos y valuables. Pero es, también, una necesaria línea que debe permanecer escrita en el libro de la Historia de Alcalá y de España. Esperemos que este modesto texto sirva para que la capilla sea conocida y recuperada, así como lo esperamos del resto de huellas del aeródromo todavía presentes (torre de control, búnkeres, demás instalaciones). Su documentación, restauración, conservación y posible musealización, quizá ayudados de una pequeña guía y mapa de situación, siguen siendo una tarea pendiente. Alcalá lo merece.
GDPC
|
Junto a la espadaña/campanario, los daños del tejado son visibles
|
|
Detalle del empedrado ante la capilla |
|
Vista en perspectiva, en su bucólica ubicación |