Lista Roja
del Patrimonio Complutense

Una relación del Patrimonio Histórico en riesgo


LA PASARELA SOBRE EL PUENTE MEDIEVAL DEL ZULEMA, CRÍTICA DE
UNA OPORTUNIDAD PERDIDA


(Artículo publicado en el semanario "Puerta de Madrid", el 01 de octubre de 2011)


   

 

En estas fechas el Ayuntamiento de Alcalá ha presentado a los medios la nueva y flamante pasarela peatonal, construida sobre los restos del antiguo puente del Zulema. Ha sido un aperitivo previo a la cercana inauguración oficial, que probablemente será más fastuosa. Pero, en este escenario mediático, no todo es de color rosa. Su construcción ha abierto interrogantes que no podemos pasar por alto.

En primer lugar, bueno es recordar que no hay ningún indicio serio que atestigüe el origen “romano” de los restos; algo que se repite vez tras vez. Ni los restos conservados, ni las crónicas históricas serias, ni la situación a trasmano con la ciudad romana, avalan su “romanidad”. Es una de tantas leyendas románticas que, pese a quedar bien de cara a la galería, tiene la misma base que la supuesta fundación de Alcalá por parte de soldados griegos: ninguna. El puente, atribuido al arzobispo Tenorio (siglo XIV), está documentado como de origen medieval; a eso apuntan su ubicación, su hechura y las marcas de sus sillares. No hay nada romano que se pueda señalar.

 
Pilares medievales antes de la intervención
 

En segundo lugar, nos encontramos con una nueva y flamante pasarela que no conduce a ninguna parte. Una vez se cruza, ¿a dónde nos lleva? Al mismo borde de una carretera de tráfico constante, es decir, la del Zulema. A la que hay que sumar la carretera del Gurugú (M-300), con más tráfico aún, si queremos ir al Parque de los Cerros. Desde algunos colectivos se ha apuntado una solución viable: trazar un camino paralelo al río, en dirección al “puente moderno”, aprovechando el paso bajo su ojo más lejano (completamente en seco). De este modo, subiendo después junto a la perrera municipal, se puede enlazar fácilmente con el Parque de los Cerros sin necesidad de semáforos, pasos de peatones, ni hipotéticas pasarelas. Otra alternativa sería la construcción de una rotonda, con el consiguiente paso peatonal en la unión de ambas carreteras, lo que reduciría el riesgo de tener que cruzarlas. Pero en tanto se adopta alguna medida —actualmente no prevista— lo existente es una pasarela sin destino, de escasa utilidad.

En tercer lugar, destacamos lo que a este Grupo le parece más importante: la construcción de la pasarela se ha hecho a costa de dañar de manera grave los restos medievales, colocando sobre ellos, sin miramientos, toneladas de hormigón armado. Según se reconoce internacionalmente —Carta de 1987 de la Conservación y Restauración de los Objetos de Arte y Cultura— la intervención en el patrimonio ha de ser respetuosa, reversible y dejando claro lo que se añade, pero siempre con materiales acordes y compatibles. La madera utilizada podría ser una buena idea. Pero el hormigón que se ha vertido directamente sobre las centenarias piedras, sin protección alguna, dañan de manera grave una parte del patrimonio histórico de la ciudad. Ya no hay marcha atrás. Una actuación que ningún experto aprobaría, que se ha hecho sin que los ciudadanos conozcamos siquiera si existe un informe favorable de la Dirección de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. Porque, ¿dónde están los informes de las prospecciones arqueológicas previas? ¿Y el informe del técnico que ha autorizado a intervenir de esta manera tan irresponsable en un bien patrimonial común? Queremos ver toda la documentación, que se publicite, que sea conocida. No es “secreto de estado”, sino algo que debe estar al alcance de todos los ciudadanos.

Podríamos, además, señalar que esta obra se ha hecho sin haber obtenido la Declaración de Impacto Ambiental positiva. Por efectuarse en terrenos catalogados como LIC (Lugar de Interés Comunitario) del río Henares, la Evaluación y posterior Declaración de Impacto Ambiental, no es optativa. No es una decisión de los técnicos, ni de la Comunidad, ni del Ayuntamiento. Es una obligación legal que en este caso no se ha cumplido. Por esa misma razón esta obra, proyectada en principio por la Confederación Hidrográfica, no se había realizado aún. Porque la obra, sin Declaración positiva, se hace al margen de la Ley. Si bien se han cumplido algunos requisitos legales, otros se han pasado por alto, a sabiendas.

A estas alturas no nos sorprende el papel del Ayuntamiento, ni el de la Concejalía de Patrimonio Histórico, que prefiere la destrucción o desvirtuación, antes que la recuperación como sería deseable, aproximándonos a la lectura válida de su estado original.  Es más de lo mismo, más de lo que nos acostumbran a ver: desinterés por el patrimonio, actuaciones “cojas”, falta de cumplimiento de requisitos legales... Por supuesto, nadie está pidiendo un “falso histórico”, una reconstrucción de mentirijillas para recrear un puente que ya no existe. Pero el otro extremo, el que se ha llevado a cabo, es quizá peor. Se hubiera esperado mayor profesionalidad, mayor respeto por los bienes que la Historia nos ha legado y que son de todos. Ahora, lamentablemente, poco queda por hacer. El puente ha sido maltratado, escondido bajo el hormigón y la madera, desvirtuado, quizá para siempre.

¿No había otra solución, alguna alternativa menos gravosa? Desde luego que sí. Por ejemplo, se podría haber trazado una pasarela que respetara la fisonomía original del puente, recuperando sus diez arcos (los ocho originales más los dos que le añadieron el tiempo y las fluctuaciones del Henares). Una estructura metálica autoportante, que aligerara el peso sobre los pilares; o que reposara sobre esos mismos pilares, pero sin necesidad de hormigón, de manera ‘suave’ y firme, sólida, dando sustento encima a una ágil y capaz pasarela de madera.

Si el proyecto hubiera salido a información pública, esta y otras alternativas se podrían haber barajado. Pero nos hemos encontrado con un despropósito ya consumado. Habrá quien alegue que se presentó previamente por parte del Ayuntamiento, aprovechando la campaña electoral. Es verdad. Pero se hizo sin dar pie a alternativas, como algo ya pactado e inamovible. Si posteriormente se hubiera efectuado el obligatorio (por Ley) trámite de Evaluación de Impacto Ambiental, se hubiera dado pie a presentar alegaciones, alternativas. Se habría buscado y conseguido el consenso de la ciudadanía y los expertos. Pero la Comunidad y el Ayuntamiento decidieron que los ciudadanos no debíamos opinar. Era “para el pueblo, pero sin el pueblo.”

Cuando en estas fechas próximas se haga la presentación oficial, entre bombo y platillo, confeti y celebraciones, se intentará vender la actuación como algo positivo, respetuoso, una “puesta en valor”. Nada más lejos de la realidad. El resultado de la pasarela sobre los restos del medieval puente del Zulema es evidente para todo el que se acerque al lugar: árboles talados, orillas compactadas, toneladas de hormigón sobre unos pilares medievales que apenas se perciben. Una flamante pasarela que no conduce a ninguna parte. Un sueño megalómano que pagamos con nuestros impuestos. El sólido puente que mandara construir el arzobispo Pedro Tenorio, testigo de siglos de Historia, de batallas, una de las principales vías de comunicación de la vega con la alcarria de Alcalá, ha resultado herido una vez más. Un antiguo puente que recibe ahora su última estocada.

NOTA: Hablamos de pilares, pilastras o pilas. Pese al uso que se le está dando desde ámbitos municipales, los tajamares son tan solo las piezas que se sitúan —de forma curva o angular— antes y después de dichos pilares para facilitar el paso del agua, cortando su flujo y distribuyéndolo, para evitar así daño a la estructura.



GDPC

 

Empieza la invasión. Se descubren los restos para llenarlos de hormigón


Esta grave agresión es lo que Ayuntamiento y Comunidad denominan "puesta en valor"


Balo toneladas de hormigón, los restos del puente medieval


¿Dónde queda aquí el puente medieval? ¿Es esto una rehabilitación?

 

 

 


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