5.3. Heráldica inadecuada
Entre los problemas que aquejan al centro histórico se encuentra el de la heráldica inapropiada. No es de recibo encontrar añosos escudos de armas, de rancio abolengo, decorando casonas, conventos o antiguos palacetes, conviviendo con pastiches de dudoso o nulo gusto, sin base histórica. La proliferación de escudos inventados, que contravienen las reglas de la heráldica, no solo desmerece los muros y calles donde se colocan; además, infringen la normativa vigente, siendo éste motivo más que suficiente para exigir su inmediata retirada. Los ‘escudos’ en personas o familias han de estar respaldados por títulos nobiliarios, dignidades que no se obtienen (ni autoconceden) por un mero capricho. No se deben colocar en cualquier lugar, ni de cualquier manera. Cada elemento, cada rasgo, tiene un significado, acotado y determinado por reglas precisas. Ese marco adecuado, sumado a la fina labor de muchos de ellos, labrados en piedra, ubicados en los sitios apropiados, es lo que les dota de un valor respetable.
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Escudo falso... e ilegal |
Que se pueda permitir la colocación y mantenimiento de supuestos ‘escudos’, pastiches inventados de dudoso gusto y nula historicidad, sin nobleza ni casta que los avale, es algo que no debe permitirse una Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Los deseos de ‘nobleza’ de determinados particulares, por muy bien intencionados que puedan ser, no han de tener lugar en exteriores. Para dar salida a tales vanaglorias ya existe un amplio mercado que ofrece metopas, platos decorados o llaveros; artículos que cada uno puede lucir a su gusto en privado o entre sus amistades. Nunca en los muros de la ciudad.
Al mismo tiempo, contemplamos otros blasones históricos, legítimos, en un lamentable estado de conservación. Tal es el caso de, por ejemplo, los que muestran el león rampante del arzobispo D. Pedro Tenorio, que encontramos decorando la muralla del Palacio Arzobispal y su recinto en varias ubicaciones. Algunos de ellos corren el riesgo de desaparecer; otros ya lo hicieron. Necesitan una urgente restauración y protección. Ésta es la ‘heráldica apropiada’, la que es digna de ser preservada.