Lista Roja
del Patrimonio Complutense

Una relación del Patrimonio Histórico en riesgo

ALCALÁ LA VIEJA
   


 

2.8. ALCALÁ LA VIEJA

 
 
Torre albarrana

Ubicación: Sobre una colina amesetada al Sureste de la ciudad, en la orilla izquierda del río Henares, frente a la ermita del Val.
Datación: Ss. IX-X al XV.
Descripción: Castillo, o qal´at, con amplio albacar (superficie aprox. de dos hectáreas) defendido por muralla y ocho torres —una de ellas albarrana— y cerrado al Norte por el río Henares. Aljibe de aprox. 30 m² y siete de profundidad; silos y restos diversos de habitación e iglesia medievales.
Catalogación: Bien de Interés Cultural, incoado por resolución de 24/10/1988 por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura de la CAM (BOE 310 de 27/12/1988).
Estado actual: Abandono y expoliación.
Riesgo: Máximo.

Otros detalles: Alcalá la Vieja, nombre que recibió la fortaleza de al-Qal’at ‘Abd al-Salam, fue un asentamiento de especial importancia en el valle del Henares. Su situación estratégica, nexo de varias de las rutas más importantes, así como la riqueza de la fértil vega, le otorgaron un valor relevante. Conquistada la fortaleza en el siglo XII por las tropas del arzobispo toledano Don Bernardo de Sedirac, comenzaría su declive. Su ubicación, idónea para la defensa, la colocaba en situación desventajosa en tiempos de paz. Los campos de cultivo, las vías principales de comunicación, se encontraban en el llano. La fortaleza y su entorno se fueron despoblando a favor del núcleo urbano, la ‘nueva’ Alcalá, en la otra orilla del río, restituida en torno al sepulcro de los Santos Niños.

 
Torre descarnada, en peligro
 

No hay consenso al establecer la fundación de al-Qalat, entre los siglos VIII o IX; aunque la mayoría de autores se decantan por esta última. La fortaleza se estableció sobre asentamientos previos, reutilizando elementos de la romana Complutum en su fábrica. Muy transformada tras ser reconquistada (siglo XII), fue perdiendo importancia. A finales del siglo XIV, el arzobispo D. Pedro Tenorio se ve en la necesidad de emprender importantes obras de reforma; de esta fecha probablemente date la apariencia actual de la torre albarrana (consolidada en los años 80 del s. XX).

En 1518 se informa de que “la fortaleza es grande aunque maltratada buena parte de su muralla. No tiene más que tres hombres que son los criados del alcaide”. Ese lento pero continuo deterioro tuvo su clímax en el siglo XIX, según relata José D. Calleja: “abandonado ya completamente durante más de tres siglos, aún permanecían en pié —y hubieran permanecido hasta el día— la mayor parte de las murallas y torreones, si no se hubieran derribado dos ó tres de éstos haciéndolos volar por medio de la pólvora, en el año de 1838, en que se construyó una barca para el paso del río, que se emplazó en frente de las ruinas del castillo; no habiendo tenido otro objeto la destrucción de aquéllos sino el de aprovecharse un particular, sin el menor derecho, y acaso sin otra autorización que la de su interés, de los materiales que resultaron, para emplearlos en edificar una mezquina casa destinada á habitación del barquero, que se arruinó pocos años después”. Ese irreparable atentado a la integridad de la fortaleza se vio aumentado en 1868, al desplomarse un gran lienzo de muralla, debilitada por las voladuras.

Excavaciones en el recinto

Por desgracia, hoy día la situación no ha mejorado mucho. Las escasas campañas arqueológicas que se realizan en su solar apenas reciben fondos ni medios, pese a la dedicación e interés de los equipos de arqueólogos. Apenas se puede excavar, documentar y volver a tapar, en espera de unos fondos que llegan con cuentagotas.

No se provee protección para el yacimiento, la página más importante que poseemos de la Alcalá musulmana. Si bien ya no se dinamitan sus piedras, el expolio continúa: se socavan las torres, se pintarrajean, se rebusca entre sus ruinas, se recogen materiales o rompen, sin que nadie le ponga coto. No hay vigilancia efectiva. Para Alcalá la Vieja siguen siendo válidas las palabras que en 1897 publicara D. José Demetrio Calleja: “¡Vandálico atentado contra los venerables restos de un monumento de tanta historia”.

Línea de la fortaleza y meseta, con el río y la moderna Alcalá de fondo



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