1.1.1. PALACIO ARZOBISPAL
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Fachada principal |
Ubicación: Plaza de Palacio.
Datación: Ss. XIII a XX.
Descripción: Conjunto formado por dos edificios coincidentes, que forman una Z desplegada, con acceso a través de amplia plaza de armas, cerrada por una reja desde finales del s. XIX. Ruinas de otros edificios, patios y dependencias, parte del complejo.
Catalogación: Bien de Interés Cultural (3 de junio de 1931).
Estado actual: Daños por humedades en el edificio que se mantiene en pie, abandono y expolio en las ruinas que permanecieron tras el incendio de 1939.
Riesgo: Grave.
Otros detalles: Es común datar los orígenes de la fortaleza-palacio entre los ss. XII-XIII, cuando los arzobispos de Toledo empiezan a adquirir terrenos en esta parte de la ciudad, cercana a la iglesia de los Santos Niños. Los constantes ataques musulmanes motivaron la construcción de la fortaleza y el recinto amurallado, o albacar; probablemente bajo el arzobispo D. Rodrigo Jiménez de Rada, a principios del s. XIII. Los sucesivos arzobispos fueron dejando su impronta en el complejo a través de numerosas reformas y ampliaciones. Con el paso del tiempo, fue perdiendo su carácter castrense, para evolucionar a residencia palaciega arzobispal, ganando en comodidades y ornato, lo que le acaba dotando de una invaluable riqueza artística.
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Patio de Fonseca, desaparecido
(foto de archivo) |
Sede de numerosos concilios eclesiásticos y cortes de Castilla, aquí recibió el rey Sancho IV a Guzmán el Bueno tras su gesta. A las afueras de este palacio murió en accidente el rey Juan I, en 1390. También fue en este palacio donde, en 1485, nacería Catalina de Aragón, futura reina de Inglaterra; y Fernando, en 1503, hijo de Juana I de Castilla, quien llegaría a ser emperador del Sacro Imperio. Aquí se celebraría también la primera entrevista entre Isabel la Católica y Cristóbal Colón, ese ‘loco’ marino que quería descubrir un Nuevo Mundo. Un palacio que los arzobispos toledanos fueron engalanando a través de los siglos. Una joya que despertaba la admiración del visitante. Quizá, el monumento más importante y notorio de Alcalá. Hasta que en un triste mes de agosto de 1939, tras haber superado la Guerra Civil sin haber sufrido daños graves por el conflicto, un terrible incendio acabó con la mayor parte del complejo y su valiosísimo contenido. A esta desgracia se añadiría la pésima gestión posterior, que derribaría buena parte de lo mucho que aún quedaba en pie. Al amenazar ruina, manos ignorantes optaron por su derribo y la pérdida o reutilización de materiales en otras edificaciones, en vez de procurar una consolidación y salvaguarda a la espera de mejores tiempos. El daño se agravó irremisiblemente.
Lamentablemente, las cosas no han cambiado mucho para el Palacio en las últimas décadas. Si bien se recuperaron las alas Norte y Este, que cierran el patio de armas, y se han restaurado las torres de Tenorio y de la Fuente, el resto de dependencias ha sido víctima del abandono, del expolio o la falta de interés. En lugar de hacerlo objeto de excavación, protección y hacer visitables las partes perdidas, quizá con la recolocación en su sitio de los elementos conservados (patio de Fonseca, p.e.), se ha optado por colmatar y nivelar el terreno, adaptándolo para aparcamiento en superficie o actividades lúdicas, aunque haya supuesto compactar el suelo. La celebración de eventos en el interior del recinto, sin proveer el necesario cuidado, ha dado paso a pérdidas irreparables, expolio y vandalismo. Las humedades sobre el Salón de Concilios también requieren ser subsanadas y atendidas con regularidad.
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Daños que continúan |
En estas fechas (2009) se está procediendo al solado del patio de armas, desconociéndose hasta qué punto se han preservado los suelos originales que subyacen en el solar. O si se han visto afectados por el paso de maquinaria pesada y el soterramiento de canalizaciones. Unos solados originales que, al parecer han desestimado recuperar.
El Palacio Arzobispal es una unidad arquitectónica e histórica a la espera de una intervención completa que le devuelva parte del perdido esplendor. Por supuesto, desde estas líneas no se defiende ni pretende la realización de falsos históricos (como se ha hecho, p.e., con el Hospital de Santa María la Rica). Pero la normativa actual no impediría la recolocación in situ de los elementos originales conservados, la excavación y protección de los que permanecen en el lugar, ni el recrecido perceptible visualmente. Actuaciones respetuosas con los restos, que permitirían mostrar, de una manera más palpable, todo el potencial y belleza del perdido Palacio. Musealizar y hacer visitable el Palacio, facilitando la 'lectura' de los ahora escondidos y abandonados restos. De este modo, volvería a ser uno de los principales polos de atracción de Alcalá de Henares, además de conseguir detener la degradación que actualmente lo afecta.
Alcalá necesita aparcamientos y auditorios, es una realidad innegable. Pero, según estimamos, no los ha de conseguir a costa del patrimonio histórico. De hacer 'utilitzable' de cualquier manera un solar pleno de historia y vestigios invaluables. El Palacio Arzobispal necesita algo más que meros parches; soluciones parciales y generalmente tardías. Requiere la implicación en el proyecto de todas las Administraciones, así como de la ciudadanía. Apostar por él con todos los recursos.
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Desolación, abandono y expolio que no cesan |
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Restos de la galería del Ave María |
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Vista general del conjunto palaciego, finales del siglo XIX (foto: Laurent) |